Nuestra Historia

Vereda nace de una raíz profunda: la del pueblo. De los caminos de tierra que llevan a casas encaladas, del eco de las campanas al mediodía, del bar donde todos se conocen por su nombre, y de la plaza donde las tardes parecen eternas. Nace de una nostalgia compartida por muchos, pero también de una reivindicación: que nuestros pueblos no se olviden. Que no se pierdan.

La idea de Vereda germinó en un pequeño pueblo de la comarca de Almazán, en la provincia de Soria. Allí, donde los inviernos son fríos pero la gente cálida, donde aún se ven tractores en la carretera y se respira campo de verdad. Fue allí donde comprendimos que lo que parecía cotidiano era, en realidad, valioso. Que esa vida sencilla que tantos dan por hecha es un patrimonio que se está apagando, y que merece ser celebrado.

Crecimos entre veranos de bicicletas sin frenos, meriendas de pan con chocolate, procesiones, fiestas patronales, juegos hasta que caía el sol. Crecimos allí donde el tiempo se mide de otra forma y los recuerdos tienen el sabor de lo auténtico. Y mientras muchos se fueron, algunos nos quedamos. Otros, aunque nos fuimos, nunca dejamos de volver. Porque el pueblo no se lleva solo en la dirección del DNI, se lleva en el corazón.

Vereda es más que una tienda de camisetas y sudaderas: es una declaración de amor a nuestra tierra. Cada prenda nace de una estampa, de un detalle, de un momento que todos los que han vivido o amado un pueblo reconocen. El banco a la sombra donde se sientan los abuelos, las garrafas de vino del tío en la bodega, la fuente que no se seca en agosto. Convertimos esos fragmentos de vida rural en diseño. Para que quien lo lleve, lo sienta. Y para que quien lo vea, lo recuerde.

Pero nuestro camino no es solo el de la nostalgia. Es también el de la acción. Queremos ser altavoz de esa España olvidada, que no sale en los telediarios pero que guarda una riqueza cultural, humana y natural que no se puede perder. Por eso, Vereda también tiene un propósito: apoyar proyectos que revivan el entorno rural, dar visibilidad a lo que pasa más allá de las ciudades, y crear comunidad entre quienes compartimos este mismo sentir.

Elegimos el nombre Vereda porque simboliza esos caminos entre pueblos, a veces invisibles, que conectan lo pequeño con lo grande, lo íntimo con lo universal. Una vereda es humilde, pero firme. Y así queremos que sea nuestro proyecto.

Nuestra historia es la de miles de personas que saben que el pueblo es una forma de vivir. Es cuidar lo común, saludar por la calle, respetar los ritmos de la naturaleza. Es mirar atrás con cariño y adelante con compromiso. Por eso, al vestir Vereda, no llevas solo una prenda: llevas un trozo de historia, una promesa de futuro, y un homenaje a todo lo que nos une.

Gracias por formar parte de este camino.